lunes, 23 de agosto de 2010

Aires que de buenos no tienen nada

Ésta ciudad burbujeando humo, donde la gente te esquiva la mirada con sus ojos polarizados, donde los pasos andan atolondrados, por ensima de otros pies con protección de goma.
Contaminada ciudad poblada de robot electrónicos, que descargan su tensión contra el asfalto, escenario de ideales vestidos de vida, que hacen sonreir hasta al semáforo.
Ésssssssssta es mi ciudad,
resfrío de mis pulmones,
guerra para mi cuerpo,
angustia para la mente, demente prefiero volar.
Que mis brazos sean el motor del vehículo que anda a gas,
pedos ultraviolentos que despiden flores,
bombas de papel hechas avioncitos con mensajes de esperanza...
para los que todavía creen que esto puede mejorar.
Nadie los agarra,
¿Que se puede esperar?
Comienzo a flipear.
Tu cuerpo sobre el mío,
imagino.
Quiero anclar en tus orillas,
salpicarme de vos.
Pegotearte la piel con saliva,
inundarte de jugos... de nuestros jugos.
¡Transpiración de amor!
Bailame entre las sábanas,
sacudí mi estructura,
llená mi vacío.
Tocame hasta el alma y no acabes nunca, que tus caricias le hacen cosquillas a mi corazón.
Sonrío.
Alegría de mi vida, tuya.
Un para siempre más que eterno.
Sin fin de ilusiones.
Una batucada suena dentro mío.
No tengo hambre, hoy cené pasión, soñé lo mismo... y tengo que despavilarme antes que el sueño me duerma entera.
Con un ojo abierto manejo la situación, sin registro ni destino, con el otro luz de guiño.
¡Parar!
Mi cuerpo no capta la señal.
Primera y arranco. Le doy derecho al infierno para calentar el resto de piel que no esté en llamas.
Sentir el fuego de su mirada que me incendia.
Quiero hacer una explosión, que nuestras carnes sean bombas, hasta explotar
por debajo de sus sábanas calientes.
Ardientes de sexo, de nuestros sexos desenfrenados.
De mis hormonas revolucionadas que hacen la revolución ahora y siempre.
Hasta el final.

miércoles, 9 de junio de 2010

Tetas que hablan

Conferencia de mujeres irritadas.
Picazón de orejas a los hombres, pitos flotantes, rodantes, vivientes.
Objetos sexuales latentes, corazones pedregosos. rotos en femenino.
Manualidades realizadas por ellos, sangrando sus labios se expresan " saben lastimar", retuercen mi dolor... a ellas se suman otras voces acusadoras, como el dedo índicer que indica lo mismo.
El fin es defenestrar la raza varonil y yo no me niego.
Club de desahogo en maza, con olor a desilusión y una mezcla a perfumes florales, el chivo está en el horno (me estoy por quemar).
Mientras prenden fuego sus recuerdos saco las cenizas del pasado como para revivirlas, pero la muerta ya es conmigo.
Mi luto está de pelo, mis uñas también, los ojos se mantienen rojos (todavía no se destiñeron).
Puteadas retumban en toda la sala, trago saliva y observio...
Ceños fruncidos por doquier.
Cigarros temblando (yo estaría igual en su lugar pero a mi ni me tocan), es más, creo que no notan mi presencia. Tanta tensión opacó mi asistencia.
Estoy ausente con la cola pegada a la silla, ni meter bocado, misión imposible entre tantas fieras domadas salvajemente.
Me mantengo fuera de la conversación sin perderme detalle alguno, hasta que una de tantas me pregunta que opino.
-Y... es complicado (salida fácil) ni punto al final de la o que ya seguían debatiendo.
Realmente estaba de más asi que aproveché a sumarle a mi escusa de irme que no me gustaban las matemáticas.
Me paré, saludo general que no respondieron, portazo a la puerta (el viento me ganó de mano), me dio una, yo le di la otra y empecé a caminar sin perder el tiempo que ya había perdido