lunes, 23 de agosto de 2010

Una batucada suena dentro mío.
No tengo hambre, hoy cené pasión, soñé lo mismo... y tengo que despavilarme antes que el sueño me duerma entera.
Con un ojo abierto manejo la situación, sin registro ni destino, con el otro luz de guiño.
¡Parar!
Mi cuerpo no capta la señal.
Primera y arranco. Le doy derecho al infierno para calentar el resto de piel que no esté en llamas.
Sentir el fuego de su mirada que me incendia.
Quiero hacer una explosión, que nuestras carnes sean bombas, hasta explotar
por debajo de sus sábanas calientes.
Ardientes de sexo, de nuestros sexos desenfrenados.
De mis hormonas revolucionadas que hacen la revolución ahora y siempre.
Hasta el final.

No hay comentarios: